No vamos a ganar; pero un momento, hay que pelear...¡como no vamos a pelear!.Hay que levantarse y pelear, claro que si, porque a falta de esperanza, al menos tendremos dignidad.
Arturo Perez-Reverte

lunes, 7 de junio de 2010

Ecko

Ayer todo iba bien, yo encaminaba la parte final del domingo con la sonrisa tonta que te deja el haber pasado las horas anteriores con Miss "no se fíe de una rubia". Iba a entrar al coche pero me detuve un momento porque lo que ví me jodió el día.

Mi barrio es de esos de casas molineras, y siempre ha habido gatos callejeros, como tiene que ser, recordándonos que la libertad existe. Bueno, hay uno que es demasiado arisco, del cual mi acompañante en mis saltos de una estrella a otra y yo nos enamoramos hace tiempo. Sin saber si quiera si era macho o hembra lo bautizamos. Ecko le llamamos, como el sacerdote negro gigantón de Lost. De pelo carbón, y ojos profundos, rabo en alto y mirada desafiante y desconfiada. A todos los gatos de la plaza podemos acercarnos, pero a Ecko no. Apenas si podiamos acercarnos para darle unas galletas sin que huyera entre los coches. A veces pasa tiempo hasta que le volvemos a ver, pero siempre reaparece, mirándonos desde el otro lado de la calle.

Ayer, todo iba bien; hasta que ví a Ecko, estaba despeinado y cojeaba ostensiblemente. Llevaba la pata izquierda trasera en alto y llevaba el pelo revuelto. Cuando me vió y le llamé no huyó de mí con la velocidad de la que hace siempre gala... no. Huyó de mí renqueante, con un lento trote que me heló las venas incluso se chocó contra una esquina de la calle. Le seguí hasta que se metió en unos arbustos, me miraba pero no había esta vez desafío y altanería como acostumbraba, si no miedo y dolor. Y se apoderó de mí una impotencia y una rabia que no puedo expresar. Similar a esas ganas de llorar que entran cuando ves un pelícano intentar librarse infructuosamente de un vertido de petroleo.

No se que pasará con Ecko, sueño que se recupera y vuelve a recorrer las calles furtivamente, porque como además ya he dicho, ese gato representa una idea de libertad a la que me aferro los dias malos (que dicho sea de paso ya no son tantos ni tán seguidos como antes).
Pero solo con verle pensé que el mundo era a partir de hoy un lugar un poco mas triste. "Y todo por una mierda de gato" pensaran algunos gilipollas.